La piratería como fenómeno social

El término piratería lo escuchamos constantemente entre nuestra sociedad con el sentido actual de la palabra, que todos relacionamos con descargas y copias ilegales sin derecho de autor. Casi todos, por no incluir a todo el mundo, podríamos considerarnos piratas de nuestro tiempo ya que diariamente se realizan miles y millones de descargas ilegales en nuestro país y fuera de él. Por tanto, se puede ver esa relación entre esta actividad de extramercado y el ejercicio de pirata que se desarrollaba en la antigüedad, de robar o destruir los bienes de alguien.

Podríamos decir que, con los avances tecnológicos, la piratería ha ido creciendo en nuestra sociedad ya que cada vez es más fácil descargarse un libro electrónico para leerlo en el ordenador, en la tablet o en el e-reader. Hay muchos sitios web donde podemos encontrar con máxima facilidad libros electrónicos sin tener que pagar nada. Este es el motivo por el que todo el sector del libro, incluyendo sobre todo el mundo editorial y el del escritor, no ha podido parar esta actividad ya que se tiene mucha facilidad para compartir archivos y documentos entre usuarios a través de Internet.

Sin embargo, las descargas ilegales no son las únicas que afectan al sector del libro, sino que también nos aparece el problema que conllevan, y conllevaban antes de las nuevas tecnologías, las fotocopias de libros originales. De una forma u otra, es otro modo de piratería que está muy presente en nuestra sociedad, sobretodo, en el ámbito académico. Si nos centramos en este aspecto, nos encontramos con dos tipos de librerías: las que velan por los derechos de autor y son fieles a la ley y, por tanto, no fotocopian libros originales; y las que no respetan esas leyes y sí que los fotocopias.

Con todo, a modo de conclusión, me gustaría exponer la situación de la piratería desde otra perspectiva a la dicha anteriormente. Efectivamente deben existir derechos de autor ya que tanto las editoriales como los escritores tienen que aumentar los beneficios de su trabajo o, si no, no sería tal. Sin embargo, nos encontramos ahora mismo en una época de recesión, de crisis económica, en la que gran parte de la sociedad, no tiene para comprar ni libros físicos ni libros electrónicos (y mucho menos un dispositivo electrónico). Por ese motivo, se puede llegar a entender que se vaya por el camino fácil y gratuito porque los precios tanto de los libros en librerías como los ofrecidos en la red son relativamente caros. En mi opinión, debería variar el precio entre un libro electrónico y uno impreso en papel ya que el soporte cambia; el dispositivo electrónico lo posee el comprador y no presupone ningún gasto al vendedor.